Hipotecas, tipos de interés, avales o cédula de habitabilidad son términos y documentos con los que se encuentra cualquiera que quiera adquirir una vivienda, pero desde hace unos años hay otro procedimiento que sumar a esta lista: el certificado energético.
Cualquier propietario que quiera alquilar o vender una vivienda debe contar con el Certificado energético o el certificado de eficiencia energética en cumplimiento del real decreto 235/2013, de 5 de abril.
Desde el pasado 1 de junio de 2013, el Certificado energético es obligatorio, pero ¿sabemos realmente qué es y para qué sirve?
El certificado energético de una vivienda es un documento informativo necesario para alquilar o vender un inmueble.
Incluye la calificación de la eficiencia energética y el consumo de un edificio o parte de este (vivienda, local, oficina etc.), información del procedimiento, descripción de las características energéticas y recomendaciones de mejora viables.
Tanto el propietario como el promotor debe registrar la calificación en un organismo oficial de la comunidad autónoma correspondiente para que tenga el carácter de certificado.
La finalidad de dicho certificado es que las viviendas en España sean lo más eficientes posibles. El resultado de la calificación energética de una vivienda no conlleva ningún tipo de consecuencia, ya que se trata de un documento informativo y no vinculante.
Desde su implantación, los datos recogidos no han sido muy favorables. El 84% de las viviendas con etiquetado están en los tres últimos puestos de la tabla, con letras E, F y G.
Muchos inmuebles tienen una eficiencia energética baja y otros superan en más del 90% el consumo energético medio.
Según indica el Instituto para la Diversificación, en los edificios españoles existen márgenes de mejora de hasta el 50% en lo que respecta al consumo de energía, indican en el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE).
Pese a que el propietario tenga la obligación de disponer de este documento cuando va a vender o alquilar una vivienda, basta con asomarse a los escaparates de algunas agencias o ver los anuncios de los portales inmobiliarios para comprobar que no es así.
A finales de 2015 solo 1,5 millones de los 25 millones de viviendas que hay en España tenían el certificado energético, según los registros del IDAE.
El problema es que cinco años después de su entrada en vigor, los propietarios conocen de la existencia del certificado pero no le dan excesiva importancia, ya que según la encuesta realizada por el IDAE en 2017, más del 50% de los propietarios españoles conoce la existencia del certificado, aunque solo un 36% dicen que lo tendría en cuenta a la hora de vender o alquilar una vivienda.
El objetivo del gobierno y de Europa es lograr que aquellas viviendas con peor calificación energética sean sometidas a reformas para mejorar su eficiencia energética.
Otro objetivo es que todas las viviendas que se construyan a partir del 31 de diciembre de 2020 tengan un consumo de energía casi nulo y pueda ahorrar energia al mantener la casa caliente.
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